En esta época de la historia del
ser humano, las relaciones sociales y económicas de los europeos fueron muy
interesantes; además la técnica presentó avances importantes, especialmente en
las armas de fuego; la vida cotidiana era muy peculiar y los problemas de
salud, enfermedades y epidemias eran una constante amenaza para la población.
Esta época de la historia europea
es conocida como Edad Media, que duró aproximadamente 1 000 años, desde 476 d.
C., año en que cayó el Imperio Romano de Occidente, hasta la caída de
Constantinopla, capital del Imperio Romano de Oriente en 1453 y la llegada de
los primeros navegantes españoles al Continente Americano en 1492. Durante la
Edad Media se desarrollaron grandes civilizaciones en los territorios europeos
que había ocupado el Imperio Romano, y en China floreció el Imperio
En Asia y Oriente Medio, este
periodo histórico no entra fácilmente dentro del concepto europeo de Edad
Media. China evolucionó paulatinamente desde los tiempos prehistóricos hasta el
comienzo de la historia moderna occidental sin los bruscos cambios que tuvieron
lugar en Europa. El poder en China estuvo en manos de diferentes dinastías y
también fue víctima de invasiones, pero su cultura fundamental progresó de una
manera estable. Japón también se desarrolló a un ritmo estable y sin
interferencias.
La historia de Oriente Medio se
adapta un poco más a la Edad Media europea, al tratarse de zonas más cercanas y
entre las que el contacto era continuo.
La actividad económica principal
durante la Baja Edad Media
Era la agricultura sin embargo, el comercio europeo había
crecido y se había expandido por todas las regiones dentro del propio
continente. Se había consolidado, gracias a un nuevo sistema socio
económico llamado mercantilismo. Este
sistema facilitó el intercambio de mercancías entre los mercados de toda Europa
mediante acuerdos comerciales. También, consolidó la clase comerciante, que se
estableció como grupo influyente en todos los aspectos de la sociedad europea.
La progresiva acumulación de riquezas que el sistema permitía aumentaba el
poder de los comerciantes. La economía feudal y agrícola desaparecía frente a
una economía urbana basada en el comercio. Los estados y los reinos europeos
brindaron su apoyo a aquella creciente clase de comerciantes y empresarios.
Así, reconocieron el valor de estas empresas mercantiles y, en muchos casos,
también pusieron a su disposición la mayoría de sus recursos. Además, regularon
la navegación y controlaron las prácticas mercantiles, pues estaban interesados
en la exploración de tierras y mares desconocidos.
Pensar en el concepto de
"religiosidad medieval" resulta tremendamente complicado si hablamos
por ejemplo, de España, país donde durante siglos convivieron tres religiones:
la cristiana, la musulmana y la judía, no siempre de forma armoniosa ni
pacífica, en un mundo que se estaba redefiniendo y reestructurando tras la
disolución del Imperio Romano y las invasiones bárbaras en el ambiente general,
y la reconquista y las cruzadas en el particular.
Además, la religiosidad es
definida como una práctica individual y por tanto repleta de especificidades
concernientes a cada persona así como a una cultura o sociedad determinada.